jueves, 21 de abril de 2011

Orwell, la OTAN y la guerra contra Libia

La propaganda de la OTAN, al igual que aquella que George Orwell imaginó en su célebre novela de anticipación, constituye en primer lugar un burdo trucaje semántico


En 1949, en momentos en que se desarrolla una guerra fría que pone al mundo al borde de un inminente holocausto nuclear, George Orwell publica su último libro, que sería también su más novela más célebre: 1984. Si bien el título apunta hacia la anticipación, es evidente que el blanco no es otro que la Unión Soviética, representada a través del «Gran Hermano» totalitario que anula toda posibilidad de comunicación al subvertir el lenguaje y mediante la creación de una «neolengua» (newspeak) en cuyo marco todo concepto se convierte en su contrario.
Con la publicación de su novela precisamente en el mismo año de la fundación de la OTAN (la organización militar que se presentaba incluso como defensora de la causa de la moral y la verdad), Orwell aportaba su amable contribución a la campaña de Occidente. No imaginaba seguramente que su denuncia acabaría siendo mucho más aplicable a la descripción de la situación surgida, sólo unos años después de 1984, con el fin de la guerra fría y con el triunfo de Estados Unidos.
Al igual que su superpoderío militar, el superpoderío mediático de Occidente tampoco parece enfrentar obstáculo: la inversión de la verdad acaba de imponerse mediante un bombardeo mediático incesante y omnipresente, de carácter absolutamente totalitario. Eso es lo que puede verse claramente en el marco de la guerra que se está desarrollando en Libia.
Guerra
Efectivamente, allí estamos viendo en acción el aparato militar más poderoso que se haya visto jamás en la historia. Por supuesto, en los bombardeos de la OTAN no faltan las víctimas civiles. Se utilizan armas (de uranio empobrecido) cuyo impacto está destinado a durar por mucho tiempo. Además de Estados Unidos, otros dos países se distinguen en el desencadenamiento de las hostilidades y la conducción de las operaciones militares.
Se trata de Francia y del Reino Unido, países ambos con una larga historia de expansión y de dominación colonial en el Medio Oriente y África. Se trata de un área rica en petróleo y los expertos y medios de información más autorizados ya analizan la nueva organización geopolítica y neoeconómica.
Sin embargo –nos aseguran Obama, sus colaboradores así como sus aliados y subalternos– lo que estamos viendo no es una guerra sino una operación humanitaria destinada a proteger a la población civil y autorizada, además, por el Consejo de Seguridad de la ONU.
La realidad es que la OTAN se toma con la verdad las mismas libertades que con sus víctimas.
En primer lugar, hay que señalar que las operaciones militares de Occidente comenzaron antes y sin la autorización de la ONU. El 20 de marzo, Mike Hamilton revelaba en el Sunday Mirror que hacía ya «tres semanas» que estaban operando en Libia «cientos» de soldados británicos vinculados a uno de los cuerpos militares más sofisticados y temidos del mundo: los comandos SAS [Special Air Service, fuerza de operaciones especiales del ejército británico. Nota del Traductor al español.]. Se encontraban entre esas fuerzas «dos unidades especiales llamadas “Smash” debido a su capacidad destructiva» [1].
O sea, la agresión ya había comenzado, sobre todo teniendo en cuenta que «pequeños grupos de la CIA» ya estaban colaborando con los cientos de soldados británicos, en el marco de «una amplia fuerza occidental que actuaba en la sombra» conforme a los deseos de «la administración Obama» y encargada, siempre «antes del comienzo de las hostilidades el 19 de marzo», de «apertrechar a los rebeldes y desangrar el ejército de Gaddafi» [2]. Se trata de operaciones que llaman aún más la atención por el hecho de haber sido emprendidas en un país ya frágil de por sí debido a su estructura tribal y a la dualidad que desde hace mucho existe entre la región de Tripolitania y la de Cirenaica.
En segundo lugar, hasta cuando se dirigen a la ONU, Estados Unidos y Occidente siguen reservándose el derecho a desencadenar guerras sin autorización del Consejo de Seguridad. Eso fue lo que sucedió, por ejemplo, en ocasión de la guerra contra Yugoslavia –en 1999– y en el caso de la segunda guerra contra Irak –en 2003. Nadie sensato calificaría hoy de «democrático» un gobierno que dirigiera a su parlamento el siguiente discurso: Os invito a otorgarme vuestra confianza pero, aunque no cuente con ella, seguiré gobernando como mejor me parezca… ¡Son esos los términos que Estados Unidos y Occidente están utilizando cuando se dirigen a la ONU!
O sea que las votaciones que tienen lugar en el Consejo de Seguridad están corrientemente condicionadas por el constante chantaje al que recurren Estados Unidos y Occidente.
En tercer lugar, desde el momento mismo en que le arrancaron al Consejo de Seguridad –gracias al chantaje anteriormente descrito– la resolución que querían, Estados Unidos y Occidente se apresuraron a interpretarla a su manera. La autorización para imponer una zona de exclusión aérea en Libia se convierte entonces de hecho en autorización para imponer una especie de protectorado.
Por muy poderoso que sea, el aparato mediático de los agresores no logra ocultar la realidad de la guerra. La «neolengua» [también llamada en castellano «nuevahabla». NdT.] se obstina de todas formas en ocultar lo que ya es evidente y prefiere hablar de operación de policía internacional. Es, sin embargo, interesante analizar la historia de esa categoría. En 1904, el presidente estadounidense Theodore Roosevelt retoma la doctrina Monroe, la reinterpreta, la radicaliza y teoriza sobre un «poder de policía internacional» que la «sociedad civilizada» debe ejercer sobre los pueblos colonizados.
Y según él, en el caso de Latinoamérica, ese papel corresponde a Estados Unidos. Regresamos así a la realidad del colonialismo y de las guerras del colonialismo, realidad que la neolengua trata de negar.
En primera línea de la promoción de la neolengua y de la inversión de la realidad encontramos, desgraciadamente, al presidente de la República Italiana, Giorgio Napoletano, más elocuente que nadie en cuanto se refiere a demostrar que lo que estamos viendo en Libia… ¡no es una guerra! Si dejara al menos resurgir sus propios recuerdos de militante comunista, entendería seguramente que el intento de negación de la guerra en realidad constituye una confesión.
Como ya explicó Lenin en su época, las grandes potencias no consideran sus propias expediciones coloniales como guerras, y no sólo por el enorme desequilibrio de fuerzas entre las dos partes que se enfrentan en el terreno, sino también porque las víctimas «ni siquiera merecen el apelativo de pueblos (¿Serán pueblos los asiáticos y los africanos?» [3].
Titular del diario italiano Corriere della Sera del 20 de marzo de 2011: «Benghazi en llamas. Horas de batalla en la ciudad rebelde. Muerte al enemigo. Abatido un avión de los sublevados».
Civiles
La guerra, o sea la operación de «policía internacional» desencadenada contra Libia, tiene como objetivo proteger a los «civiles» de la masacre que planea Gaddafi. El problema es que la neolengua se ve inmediatamente desmentida por los propios órganos de la prensa encargada de difundirla. En su edición del 20 de marzo de 2011, el diario italiano Corriere della Serapublica la foto de un avión en llamas que se desploma en el cielo de Benghazi.
El pie de foto y el artículo que la comenta, firmado por Lorenzo Cremonesi, explican que se trata de un «caza» piloteado por uno de los «pilotos más expertos» a la disposición de los rebeldes y que fue derribado por «misiles tierra-aire de Gaddafi». Entonces, lejos de estar desarmados, los sublevados disponen de armas y resulta, además, que también han tenido desde el principio la ayuda de la CIA y de otros servicios secretos, de una «amplia fuerza occidental que actuaba en la sombra» y de cuerpos especiales británicos famosos o temidos por su «capacidad destructiva».
¿Serán esos los «civiles»? Ahora, con la intervención de una poderosa fuerza internacional, es más bien el bando de enfrente el que parece bastante desarmado.
Una reflexión posterior puede sin embargo resultar oportuna en el análisis de la categoría que aquí abordamos. Como señala Avishai Margalit, profesor de la Universidad Hebrea de Jerusalén, el gobierno israelí también incluye el «lanzamiento de piedras» en el listado oficial de «ataques terroristas hostiles». Y, como es sabido, no bastan las medias tintas cuando es cuestión de acabar con los terroristas. En las páginas de la más eminente prensa estadounidense –el International Herald Tribune– podemos leer el relato de «exasperantes escenas de muerte» que tienen lugar «cuando un carro de asalto y un helicóptero israelí abren fuego sobre un grupo de manifestantes palestinos, entre los que se encuentran niños, en el campamento de refugiados de Rafah».
Sí, un niño que tira piedras contra el ejército de ocupación puede ser considerado y tratado como un «terrorista». Leah Tsemel, abogada israelí que trabaja en la defensa legal de palestinos, reporta el caso de «un niño de 10 años que fue muerto cerca de un punto de control a la salida de Jerusalén por un soldado a quien simplemente le lanzó una piedra» [4]. La neolengua celebra aquí su triunfo: un experto piloto que combate al mando de un avión militar es un «civil», pero un niño que lanza piedras contra el ejército de ocupación… ¡no puede ser menos que un «terrorista»!
Justicia internacional
Los campeones de la lucha contra los niños «terroristas» y contra los palestinos pueden dormir tranquilos, pero los que se opongan a los «civiles» en Libia tendrán que comparecer ante la Corte Penal Internacional. Y los militares y políticos que toman las decisiones en el aparato militar no serán los únicos que pudieran tener que comparecer, y ser condenados. No, se trata de un grupo mucho más amplio el que se convierta en blanco.
Ya el 25 de febrero de 2011, en el diario británico The Guardian, Patrick Wintour y Julian Borger explicaban: «Oficiales británicos están poniéndose en contacto con personal libio de alto rango para plantearle la disyuntiva: abandonar a Muhammar el-Gaddafi o ser juzgados junto a él por crímenes contra la humanidad» [5]. Los gobernantes de Londres y de Occidente no dejan de insistir en ese punto. Ven la Corte Penal Internacional como la Cosa Nostra, o sea como un «tribunal» de la mafia. Pero es otro el aspecto más importante y repugnante: los que están siendo amenazados con verse encarcelados por el resto de sus días son funcionarios libios que no han cometido ningún delito.
O sea, luego de haber intervenido en una guerra civil, que probablemente provocaron y que por lo menos alimentaron, luego de haber desencadenado una intervención militar mucho antes de la adopción de la resolución de la ONU, Obama, Cameron, Sarkozy, etc. siguen violando las reglas del derecho internacional y siguen amenazando con aplicar su vendetta y su violencia, incluso después del fin de las hostilidades, a quienes no se rindan inmediatamente ante la voluntad de poder, de dominación y de saqueo que está expresando el más fuerte. Y la neolengua actualmente en vigor transforma a las víctimas en responsables de «crímenes contra la humanidad» y a los responsables de crímenes contra la humanidad los convierte en artífices de la «justicia internacional».
Es indudable. Al mismo tiempo que un aparato de destrucción y muerte sin precedentes en la historia, impera también la neolengua, o sea el lenguaje del Imperio.

* Filósofo e historiador comunista, profesor en la universidad de Urbino (Italia). Última obra publicada en francés: "Nietzsche philosophe réactionnaire: Pour une biographie politique". Traducido al español por la Red Voltaire a partir de la traducción al francés de Marie-Ange Patrizio.

sábado, 16 de abril de 2011

Una cuestión que se discute en el marxismo es hasta qué punto ramas como la industria de armamentos, o la propaganda, contribuyen al crecimiento de las economías


O, en términos de Marx, a la reproducción ampliada. Existe una larga tradición de autores -tal vez los más relevantes sean Baran y Sweezy- que consideran que estas actividades son improductivas, y forman parte de la “economía del desperdicio”, propia del modo de producción capitalista. Sin embargo, esta postura parece contradecirse con la idea de Marx, de que en tanto un producto sea una mercancía que encierra plusvalía, el trabajos que lo produce debe considerarse productivo. Por eso algunos marxistas afirman que las industrias de armas, o de avisos publicitarios, son “productivas” en el mismo plano que las industrias de las máquinas herramientas o el pan.
En este nota sostengo que si bien desde el punto de vista de la noción de trabajo productivo de Marx, los trabajos que producen armas o publicidad son productivos, sin embargo desde el punto de vista de la reproducción global del capital, esas industrias no deberían considerarse productivas. Esto es, a los efectos de la reproducción global del capital, no es lo mismo fabricar armas, o avisos publicitarios, que máquinas herramientas o pan. Para argumentar mi posición, comienzo presentando, de forma sintética, el concepto de trabajo productivo en Marx.
Trabajo productivo e improductivo, concepto “general”
En lo que sigue me baso esencialmente en el capítulo 4 del tomo 1 de Teorías de la plusvalía, de Marx, y en Savran y Tonak (1999), que contiene una presentación ajustada a los textos de Marx, de la noción de trabajo productivo e improductivo. Para abordar la cuestión, es necesario precisar la noción de trabajo productivo que se aplica a todos los modos de producción (o trabajo productivo “en general”), para luego analizar la diferencia específica que caracteriza al trabajo productivo en el modo de producción capitalista.
El trabajo productivo “en general” es aquel que debe realizarse bajo cualquier régimen social, a fin de asegurar la reproducción material de los individuos y de la organización social. Se trata del trabajo empleado en actividades ineludibles, que comprenden la producción, la circulación y el almacenamiento. Este tipo de actividades incrementa (o preserva, en el caso del almacenamiento) el valor de uso de los bienes, y por lo tanto la riqueza material. El trabajo que transforma una madera en una mesa genera un valor de uso, y por lo tanto es productivo; lo mismo el trabajo que transporta esa mesa desde el lugar de su producción al lugar de su consumo, etc. Sin embargo, existen otras actividades que, si bien necesarias, son improductivas. Marx presenta el caso de la contabilidad en antiguas comunidades -en nuestro ejemplo, el funcionario que toma cuenta de las mesas fabricadas- que no agregaba valor de uso (el valor de uso de la mesa no se incrementa aunque se la cuente muchas veces), pero su trabajo podía ahorrar tiempos y esfuerzos (por ejemplo, no producir más mesas de las que necesita la comunidad). Este tipo de trabajo, sin bien necesario, se sustraía del trabajo social general, abocado a la generación de riqueza material. Marx pensaba que ese tipo de trabajos, improductivos, eran necesarios, independientemente de la forma social bajo la que se organizara la producción y distribución.
Sin embargo, en las sociedades clasistas existen otros trabajos -ausentes en las sociedades sin clases sociales o explotación- que están destinados a preservar y reproducir el orden social. Por ejemplo, si las mesas son construidas por esclavos, habrá guardianes que tendrán como tarea cuidar que los esclavos no se rebelen y cumplan sus tareas. El trabajo de estos guardianes no genera valor de uso (ellos no fabrican mesas), pero es necesario para el mantenimiento del orden social. Teniendo en cuenta que hemos definido como productivo el trabajo que incrementa (o preserva) los valores de uso, el trabajo de los guardias es improductivo; representa una sustracción del trabajo social general destinado a incrementar la riqueza material. Es trabajo necesario, dado el orden social asentado en la explotación del trabajo humano, pero improductivo.
Trabajo en el capitalismo
Los conceptos en la teoría de Marx se van enriqueciendo a medida que avanzamos hacia determinaciones más ricas en contenidos. La noción de trabajo productivo e improductivo, que acabamos de ver, es insuficiente cuando se aplica al sistema capitalista, porque ahora no basta con producir valores de uso para que una actividad sea calificada como “productiva”. La razón es que en la sociedad capitalista el objetivo de la producción no es la generación de valores de uso, sino la valorización del capital, esto es, la generación de plusvalía. La producción de valores de uso es un medio, que está subordinado al fin último de conseguir ganancias (plusvalía). Si no se obtiene plusvalía, el capitalista no invierte y por lo tanto no aumenta la producción de valores de uso. Por este motivo el carácter productivo del trabajo estará determinado por su relación con esta característica del modo de producción capitalista. Es productivo, dice Marx (siguiendo una idea que ya había anticipado Adam Smith) el trabajo que genera plusvalía. En principio la distinción parece sencilla, pero es necesario avanzar con cuidado, porque el camino está plagado de matices y casos que no parecen tan claros.
Veamos primero el caso más sencillo, sobre el que Marx presenta varios ejemplos, la distinción entre trabajos que, si bien generan el mismo valor de uso, son productivos o improductivos de acuerdo a la relación social en que se encuentra el productor. Lo vemos con un ejemplo de Marx, el trabajo del sastre. Si contrato un sastre para que confeccione un traje para mi uso personal, ese trabajo no es productivo, ya que no genera plusvalía. Al pagar el trabajo del sastre no valorizo mi dinero, ya que lo gasto como rédito (esto es, para adquirir un bien para mi consumo personal). En otras palabras, compré el servicio del productor, de la misma manera que podía haber comprado cualquier otra mercancía a un productor propietario de sus medios de producción.
En cambio, si contrato la fuerza de trabajo del sastre, le entrego los materiales y herramientas de trabajo, y vendo los trajes que produce obteniendo una plusvalía, ese trabajo del sastre es productivo. Ahora no gasto mi dinero como rédito, sino que lo adelanto como capital, para recobrarlo en su valor originario, más un plus. El trabajo del sastre permite valorizar el capital, y se inscribe en el ciclo D-M-D’, dinero que da dinero, mediante una relación de explotación del trabajo. Todos los trabajos que generalmente se encierran bajo el término “servicios”, son productivos si están insertos en esta relación capitalista, esto es, si generan plusvalía que valoriza el capital. Los trabajos de una médica o de una docente que se desempeñan en un hospital privado, o en una escuela privada, son productivos en tanto generan plusvalía. Una produce la mercancía “cura de enfermedades”, la otra la mercancía “educación”. Observemos que tiene que haber generación de mercancía; el caso de la docente que trabaja en la escuela pública y gratuita es distinto, ya que en este caso la educación no se vende como mercancía (a fin de no alargar más esta nota, la trataré en otro lugar). Es importante destacar, para lo que estamos discutiendo, que el carácter de “productivo”, o “improductivo” del trabajo no deriva de la naturaleza física del producto, sino de la relación social bajo la que está el trabajo. Un trabajador que produce armas en una empresa capitalista, es productivo; un trabajador que produce pan para su propio consumo, no es productivo.
Trabajos improductivos, pero subsumidos al capital
De lo dicho hasta aquí pareciera que bastara comprobar que un trabajador está subsumido a la relación capitalista -vende su fuerza de trabajo al capital y trabaja bajo sus órdenes- para concluir que realiza un trabajo productivo. Sin embargo la cosa no es tan sencilla, porque Marx también anota que existen trabajadores que, si bien están subsumidos al capital, y reciben un salario igual al valor de su fuerza de trabajo, sin embargo realizan trabajos que no son productivos, esto es, no generan plusvalía. El caso más típico y general es el de los trabajadores que están involucrados en la venta de las mercancías. Recordemos que para que exista creación de valor, debe haber creación de valores de uso. Como explica Marx en el capítulo 1 de El Capital, la base o contenido material del valor siempre es el valor de uso. Si un trabajo no genera valor de uso, no genera valor; crear valores de uso es una condición necesaria (aunque no suficiente) para que haya valor. Pero el acto de venta no agrega valor de uso alguno. Por eso Marx habla de la metamorfosis de la mercancía (en mi opinión, sería más claro si hubiera hablado de la metamorfosis del valor). Esto es, se trata de un cambio de la forma del valor, que primero existe bajo la forma de una mercancía, luego bajo la forma de dinero. Lo importante es que en este acto no puede haber generación alguna de valor; este punto es central en la crítica de Marx a la idea, propia de la apología burguesa, de que la plusvalía se genera en la circulación. Y si esto es así, los trabajadores contratados por los capitalistas para ocuparse de las ventas, necesariamente no pueden generar valor ni plusvalía. Por lo tanto son improductivos, a pesar de estar subsumidos al capital. Son trabajos necesarios para la realización del valor, pero no son productivos, y por eso la retribución de esta fuerza de trabajo representa una deducción de plusvalía. En la medida en que aumente este tipo de trabajadores, el capitalista dispondrá de menos plusvalía para invertir y ampliar la escala de la producción. Naturalmente la cuestión no cambia de contenido si el trabajo de venta es realizado por trabajadores contratados por los capitalistas comerciales.
El mismo criterio se aplica a los trabajadores que llevan la contabilidad, cuentan y guardan el dinero, etc. Y también para los que son contratados por el capitalista para ejercer actividades de vigilancia dentro de la empresa. De la misma manera que sucedía con el guardián de esclavos, el moderno personal de vigilancia no agrega valor de uso al producto que sale de la empresa. Pongamos aun otros dos casos, que nos serán útiles para continuar el análisis. Supongamos que los trabajadores que están dedicados a la venta, pertenecientes a una empresa que produce el bien X, construyen un cartel para hacer publicidad. El cartel no agrega un ápice al valor de uso de X, y por lo tanto el tiempo de trabajo empleado en construir el cartel significa deducción del tiempo de trabajo dedicado a la producción. Lo mismo sucede si la empresa dedica un trabajador a fabricar armas, para que las utilice el personal de vigilancia. En todos los casos, se trata de una detracción de plusvalía que podría dedicarse a la acumulación, a ampliar la escala productiva de la empresa.
¿Hay incoherencia?
A partir de lo explicado en el punto anterior, llegamos a una conclusión aparentemente contradictoria con lo que habíamos concluido un poco más arriba. Es que, según la definición de trabajo productivo, si una empresa contrata un obrero para que fabrique un arma, y este arma se vende en el mercado, ese trabajo es productivo; lo mismo puede decirse del trabajo en una empresa dedicada a fabricar carteles de propaganda. Son trabajos productivos, esto es, generan plusvalía. Sin embargo, en el ejemplo anterior, si la empresa que fabrica X destina trabajadores a producir carteles o armas, concluíamos que esos trabajadores no generan plusvalía. ¿Cómo puede haber dos resultados tan distintos, tratándose de los mismos productos? ¿Cómo se pueden conciliar?
En primer lugar, señalemos que los resultados son distintos porque en un caso el arma o el cartel son mercancías, y en el otro no lo son. Dado que las empresas dedicadas a producir armas o carteles publicitarios venden estos productos, los mismos son mercancías, y contienen valor y plusvalía. Por lo tanto los trabajos empleados en su fabricación son productivos. Pero si una empresa fabrica el arma, o el cartel, para utilizarlos en sus tareas de vigilancia, o venta, esos productos no son mercancías, y por lo tanto no existe realización de valor o plusvalía alguna. Sin embargo, y en segundo lugar, desde el punto de vista de la generación de plusvalía, el resultado en principio para la empresa que fabrica X es exactamente el mismo. En un caso desvía recursos -horas de trabajo de los obreros- de la fabricación de X a la fabricación de armas y carteles; en el otro caso emplea todo el trabajo disponible en fabricar X, y destina una parte de la plusvalía obtenida en comprar armas o carteles a las empresas especializadas en su fabricación. Lo mismo sucede con otro tipo de actividades; por ejemplo, la vigilancia. La empresa que produce X puede destinar una parte de la plusvalía a pagar trabajadores que hacen vigilancia; o puede contratar a una empresa el servicio de vigilancia (una mercancía), que contiene valor y plusvalía (generada por los trabajadores contratados por la empresa de vigilancia).
Por lo tanto no solo no existe incoherencia teórica en el planteo, sino que pareciera que no hemos avanzado mucho, ya que volvimos a encontrar la noción de trabajo productivo/improductivo, aplicada esta vez a casos concretos de empresas capitalistas. Sin embargo, a poco que se reflexione, se comprueba que la distinción entre lo que es trabajo productivo e improductivo dentro de la empresa que fabrica X, sí nos permite abordar la cuestión desde una perspectiva macro y general, que tiene relevancia en el análisis de la reproducción ampliada de las economías capitalistas. Veamos por qué.
La reproducción ampliada y la industria de lujo
En el tomo II de El Capital Marx presenta sus famosos esquemas de reproducción, en los que muestra cómo el capital de conjunto puede reproducirse, a escala ampliada. Para esto divide a la producción capitalista en dos grandes sectores, el sector I que produce medios de producción, y el sector II que produce medios de consumo. Esta división se corresponde a las dos formas principales en que se divide el capital; por un lado, el capital constante, conformado por los medios de producción, y por el otro el capital variable, que compra la fuerza de trabajo. Si la plusvalía se gasta enteramente en medios de consumo para el capitalista, no hay posibilidad de que se amplíe la producción de un ciclo para el otro, y estamos ante un caso (no es lo normal en el sistema capitalista) de reproducción simple. En cambio, si la plusvalía (o una parte de ella) se reinvierte en adquirir más medios de producción, y fuerza de trabajo, estaremos ante una reproducción ampliada del capital. Aumenta la masa de medios de producción y de fuerza de trabajo, que generan plusvalía, que a su vez puede acumularse para seguir ampliando la producción. Aquí la clave del proceso pasa por cuánta cantidad de plusvalía se destina a ampliar el capital, contratando más medios de producción, y medios de consumo. Para que ello ocurra, debe ampliarse la producción de medios de producción y de medios de consumo salariales, de manera que haya cada vez más fuerza de trabajo asalariada, que utiliza más medios de producción.
Lo interesante es que la plusvalía que gastan los capitalistas en su consumo constituye una detracción de la plusvalía que se destina a la reproducción ampliada. Por este motivo en algunos pasajes Marx ha dividido al sector II, productor de medios de consumo, en dos subsectores, el que produce medios de consumo para los trabajadores, o sector IIa, y el que produce los medios de consumo (o de lujo) para los capitalistas, el sector IIb. El crecimiento de IIb por lo tanto va en detrimento del potencial de reproducción ampliada. Para ponerlo con un ejemplo, si en una economía capitalista se producen muchos yates de lujo, esto no contribuye en nada a la reproducción ampliada; el consumo de yates es puro consumo improductivo. Si en cambio en una economía capitalista se producen máquinas, su consumo es productivo, ya que permite producir más bienes, que contienen valor y plusvalía. Lo mismo si se produce pan, o cualquier otro bien salarial; su consumo es productivo, ya que permite reproducir la fuerza de trabajo, que a su vez genera más valores de uso, y plusvalía. Dejo anotado que por bienes salariales no entiendo solo los bienes necesarios para la reproducción fisiológica del obrero, sino aquellos que entran en lo que se considera la canasta “normal” (condicionada histórica y socialmente) de reproducción de la fuerza de trabajo.
Cita de Marx, y sectores “no reproductivos”
Es claro que desde el punto de vista de la reproducción ampliada, las industrias de armamentos, de publicidad, o similares, comparten en esencia la misma posición que la industria de lujo. Si bien Marx no trató la cuestión de manera sistemática, existe un pasaje de sus borradores, en el que plantea que los productos que se consumen por gasto de plusvalía (por rédito) para satisfacción del capitalista (sus caprichos, pasiones, etc.) son, lógicamente, generados por trabajo productivo, pero dado que no se convierten nuevamente en medios de producción o de subsistencia, no se consumen productivamente, sino improductivamente. “Carecen de valor para el proceso de producción”, afirma. Dada su importancia, y que es relativamente desconocida, transcribo el pasaje:
“Gran parte del producto anual que se consume como rédito y ya no ingresa al proceso productivo en calidad de medios de producción, está compuesto de los productos (valor de uso) más nefastos, que satisfacen las pasiones, caprichos, etc., más deplorables. Este contenido es del todo indiferente para la determinación del trabajo productivo (aunque, naturalmente, al desarrollo de la riqueza se le aplicaría un freno si una parte desproporcionada se reprodujera de esta suerte, en lugar de convertirse nuevamente en medios de producción y de subsistencia que vuelvan a entrar en la reproducción ora de mercancías ora de la capacidad laboral misma; en pocas palabras, en lugar de consumirse productivamente), Este género de trabajo productivo produce valores de uso, se objetiva en productos que están destinados solamente para el consumo improductivo y que, en su realidad, en cuanto artículos, carecen de todo valor de uso para el proceso de reproducción…” (…)
“… a la economía vulgar le es imposible decir una sola palabra sensata, desde el punto de vista de la producción capitalista, acerca de las trabas a la producción de lujo. Desde el punto de vista de la producción capitalista el lujo es condenable si el proceso de reproducción se ve obstaculizado, o cuando su progreso… tropieza con el empleo desproporcionado de ese sector productivo que se presenta en artículos no reproductivos, con lo cual se reproducen demasiado pocos medios de subsistencias necesarios o medios de producción, etc. Por lo demás el lujo constituye una absoluta necesidad en un modo de producción que crea la riqueza para los no-productores…” (Marx, 1983, pp. 85-6).
Lo planteado con referencia a los bienes de lujo se aplica enteramente a la producción de armas, y de otros bienes que no vuelven a entrar en el proceso productivo, sea para reproducir medios de consumo para la fuerza de trabajo, o medios de producción. Una bala, o un fusil, se producen con vistas a un consumo improductivo. Los trabajos que fabrican las balas o los fusiles, son productivos (a igual que sucede con los que producen bienes de lujo), pero los balas y fusiles son comprados con plusvalía, y son consumidas sin que puedan contribuir a ampliar la producción. Por este motivo podríamos llamarlos sectores “no reproductivos”.
En esta categoría también entrarían muchas otras actividades,que consumen plusvalía. Tomemos el caso de la vigilancia. Si una empresa capitalista se dedica a vender el servicio de vigilancia, está vendiendo una mercancía (“seguridad”) que contiene valor y plusvalía. Los trabajadores vigilantes son, en este respecto, trabajadores productivos. Sin embargo, desde el punto de vista de la reproducción global del capital, se trata de una actividad “no reproductiva”; es decir, produce un servicio que no vuelve a entrar en la reproducción de la fuerza de trabajo, ni de los medios de producción. El consumo de “seguridad” es, desde la lógica de la reproducción ampliada, consumo improductivo por el conjunto del capital. Algo similar podemos decir de otras actividades. Por ejemplo, la producción de bienes para ser consumidos en el sector financiero o comercial (en este último caso, nos referimos a la actividad dedicada exclusivamente a la comercialización) significa la existencia de trabajo productivo en las empresas que los fabrican. Pero desde el punto de vista de la reproducción del capital global, su consumo representa consumo de plusvalía. Esto se aplica también a actividades vinculadas con las transacciones monetarias, o que tienen relación con el cambio de forma del valor. Para verlo con un ejemplo, supongamos que la empresa que produce X y lo vende, deba destinar un trabajador a contar el dinero, transportarlo hasta una caja de seguridad dentro de la empresa, y cuidar de ella. Este trabajo no agrega un ápice de valor a X, pero es necesario para el capital. Marx sostiene que es un “costo de circulación, y no un trabajo que crea valor” (Marx, 1999, p. 404. t. 3). Evidentemente, se tiene que pagar con una deducción de la plusvalía que puede ser reinvertida en producir más X. Supongamos ahora que este trabajo de contar dinero, transportarlo y guardarlo, lo realiza un banco. Si bien Marx parece considerar que el caso sigue siendo el mismo que el anterior (por lo menos no lo distingue), pienso sin embargo que hay una diferencia. Es que el capitalista que emplea al trabajador que cuenta el dinero, lo transporta y guarda, está ofreciendo una mercancía, que tiene un valor de uso (conteo, transporte de dinero, etc.) y por lo tanto también un valor. Y para el capitalista que compra el servicio, la plusvalía desembolsada en el mismo sigue representando un costo de circulación, como antes. Por este motivo el trabajo de “contar y transportar dinero” ahora es productivo, aunque no es reproductivo. Globalmente se sigue pagando con parte de la plusvalía total, que por lo tanto no puede alimentar la reproducción ampliada.
En conclusión, las categorías de trabajo productivo e improductivo en el sistema capitalista pueden articularse con la idea de qué es productivo desde el punto de vista de la reproducción global del capital. Por lo tanto, no habría contradicción lógica entre la noción de trabajo productivo e improductivo explicada por Marx en Teorías... o El Capital, y la idea de autores como Baran y Sweezy (1982) que pusieron el énfasis en la existencia de enormes sectores de industrias improductivas, tales como la de armamentos o propaganda.

Bibliografía:
Baran, P. y P. Sweezy (1982): El capital monopolista, México, Siglo XXI.
Marx, K. (1999): El Capital, Madrid, Siglo XXI.
Marx, K. (1983): El Capital. Libro I capítulo VI Inédito, México, Siglo XXI.
Marx, K. (1975): Teorías de la plusvalía, Buenos Aires, Cartago.

viernes, 15 de abril de 2011

El gobierno de Piñera; La continuidad de un blindaje al servicio del capital financiero.

El endeudamiento público y privado de Chile se adapta completamente a los interese de los especuladores. A mediados de noviembre 2010 la deuda externa bruta llegaba a los 83.445 millones de dólares.
En un lapso de un mes, mediados de marzo y abril, el Consejo del Banco Central de Chile acordó aumentar dos veces la tasa de interés de política monetaria en 50 puntos base, hasta 4,5% anual. En una presentación ante la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras José De Gregorio, Presidente del Banco central, señalaba:
“En Chile hemos visto un proceso de profundización financiera continuo desde comienzos del 2000. Parte de este proceso se ha traducido en el otorgamiento de créditos a más personas y empresas, aumentando de esta manera su bienestar y productividad (Marshall, 2011). No obstante existe un puzzle y es por qué las  tasas de créditos de consumo son tan elevadas en Chile. En más de alguna vez, exponiendo sobre la solidez del sistema financiero chileno me han preguntado por qué si todo se ve funcionando bien, las tasas de créditos de consumo son tan altas, y ¿saben qué les digo? Que no tengo explicaciones convincentes, porque es difícil explicar tasas promedio de créditos de consumo del orden de 30 por ciento y más”. ( 8 de abril 2011)
De Gregorio esconde lo esencial en su exposición; La subida de los tipos de interés es un poderoso instrumento, manejado directamentepor el capital financiero, contra los trabajadores, tanto en el plano macroeconómico como en el microeconómico, con el objetivo de reestructurar la rentabilidad financiera del capital a costa de la baja del costo productivo, expresado en la devaluación del salario frente a la deuda crediticia. Al mismo tiempo, estas subidas encarecen el costo de la deuda pública aumentando de por si el déficit presupuestario, lo que constituye una secuencia necesaria para justificar las políticas de reducciones del gasto público, principalmente de servicios a la población.
El Banco Central de Chile puede desarrollarsu intervención en el mercado monetario al margen de cualquier control político. Este derecho se lo otorga su independencia con respecto de los diferentes gobiernos como entidad bancaria reguladora. Esta independencia fue afirmada jurídicamente durante la dictadura bajo Ley Orgánica Nº 1.078, de fecha 28 de junio de 1975, el Decreto Ley Nº 3.001, de fecha 27.12.79 y la actual Ley Orgánica Constitucional del Banco Central de Chile, tal como su nombre lo indica, tiene su origen en la Constitución de 1980, específicamente en sus artículos 108 y 109.
El artículo 108 de la Carta Fundamental prescribe que:
"Artículo 108.- Existirá un organismo autónomo, con patrimonio propio, de carácter técnico, denominado Banco Central, cuya composición, organización, funciones y atribuciones determinará una ley orgánica constitucional."
Se entiende por "leyes orgánicas constitucionales" aquellas que, estando expresamente contempladas como tales en la Constitución Política, necesitan, para su aprobación, modificación o derogación, del voto favorable de los 4/7 de los Diputados y Senadores en ejercicio. Estas leyes requieren, además, del control previo de constitucionalidad que debe efectuar el Tribunal Constitucional. Por su parte, el artículo 109 de la Constitución dispone lo siguiente:
"Artículo 109.- El Banco Central sólo podrá efectuar operaciones con instituciones financieras, sean públicas o privadas. De manera algunapodrá otorgar a ellas su garantía, ni adquirir documentos emitidos por el Estado, sus organismos o empresas. "Ningún gasto público o préstamo podrá financiarse con créditos directos o indirectos del Banco Central. "Con todo, en caso de guerra exterior o de peligro de ella, que calificará el Consejo de Seguridad Nacional, el Banco Central podrá obtener, otorgar o financiar créditos al Estado y entidades públicas o privadas. "El Banco Central no podrá adoptar ningún acuerdo que signifique de una manera directa o indirecta establecernormas o requisitos diferentes o discriminatorios en relación a personas, instituciones o entidades que realicen operaciones de la misma naturaleza."
Como puede apreciarse, el artículo 109 antes transcrito establece, entre otras cosas, que "el Banco Central sólo podrá efectuar operaciones con instituciones financieras sean públicas o privadas". Ahora bien, aplicando la historia fidedigna de la Constitución Política de 1980, el artículo 27 de la LOC ha precisado el alcance de las expresiones "operaciones" e "instituciones financieras" que contiene el precepto constitucional en comentario, al señalar que: "El Banco podrá otorgar financiamiento o refinanciamiento sólo a las empresas bancarias y sociedades financieras".
Especial mención merece el artículo 109 por el hecho de que ha elevado a rango constitucional la prohibición de otorgar financiamientos fiscales que afectaba al Banco Central desde la dictación del ya citado Decreto Ley Nº 3.001, de 1979. Tal como lo expresa el Mensaje del Proyecto de LOC, esta norma constitucional persigue separar, tajantemente, la administración del Estado de la conducción de la política monetaria. La prohibición de financiar al sector público que tiene el Banco Central, complementa y refuerza su autonomía.
El Banco Central no está sujeto al control de ninguna institución elegida. Ni siquiera tiene la apariencia formal de un instrumento destinado a unificar los intereses de la burguesía chilena. Como tal el Banco Central es un simple instrumento en manos del capital financiero de Wall Street. No se podría creer que los consejeros del Banco Central estarán autorizados para decidir por su cuenta, cuáles son los intereses de los mercados financieros. No es casual que esta “independencia” haya sido decretada por la dictadura de Pinochet para asegurar el blindaje de los intereses del capital financiero norteamericano.
 
“Chile está blindado ante la crisis económica mundial”.
Resulta instructivo volver al año 2008, ver la significaciónde ésta declaración emitida por el entonces Ministro de Hacienda, Andrés Velasco, en los inicios de la crisis económica:
El país era afectado por una ola de despidos, los fondos de pensiones de los trabajadores perdían millones de dólares como producto de la crisis. Sin embargo,Velasco no consideraba la situación de los trabajadores o de otros sectores afectados por la crisis. El discursoestaba dirigido al capital financiero. Andrés Velasco le entregaba plenas garantías al capital financiero, remarcándoles que sus intereses estaban “blindados”.
Y ello no era una exageración.Velasco estaba consciente del rol de los gobiernos de la Concertación; Darle continuidad ala herencia de la dictadura, como modelo económico y político, ampliamente favorable para el proceso de rentabilización del capital.Cada vez que ese modelo era insuficiente para las necesidades del capital financiero este fue revitalizado por medio de medidas adoptadas por los sucesivos gobiernos de la Concertación. Privatizaciones, flexibilidad laboral, apoyos económicos a la banca, financiamiento para que las empresas transnacionales pudiesen despedir, devaluación sistemática del costo de la producción, mantención del rol del Banco Central como instrumento del capital financiero, etc.El resultado está a la vista: Chile, como resultado “positivo”de los añosde la dictadura y de la política seguida por los gobiernos de la Concertación, ha ofrecido las mejores posibilidadesde rentabilizacióndel capital.
-
Las formulaciones expresadas porVelasco no son retomadas de la misma manera por el actual Ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Sin embargo, el contenido de continuidad es el mismo. Es decir, que para ambos el eje de la política de los gobiernos es asegurar la defensa de los intereses del capital financiero:
““Nunca voy a decir que Chile está blindado, pero el país está muy bien protegido de las circunstancias externas y esperamos que los males no se concreten y que el paquete de financiamiento en Europa que supera casi 500 mil millones de Euros sean suficientes, pero hay todavía señales en los mercados internacionales que son complejas por lo que tenemos que estar atentos, pero yo digo atentos con tranquilidad”. (14 de mayo 2010 – Radio U. de Chile)
El paquete de 500 mil millones de euros, al cual se refiere Larraín, fue la inyección de capital aprobada por la Unión Europea en apoyo directo a los especuladores. Capital extraído de los fondos públicos significando esto una reducción drástica de los gastos sociales y empeoramiento de las pensiones.
En New York, luego de su presencia en la Bolsa americana, ha declarado:
se produjeron más de 170 reuniones bilaterales con inversionistas americanos, que están interesados ya sea en emisiones de acciones o de bonos de empresas chilenas. Ha habido un enorme interés por nuestro país, también un respeto por lo que estamos haciendo, por la forma como se ha enfrentado la reconstrucción y su financiamiento… Hemos tenido una asistencia récord. Cerca de 270 personas han venido desde Chile, incluyendo autoridades, senadores, diputados, representantes de las empresas chilenas que están listadas y transan en la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE), y de todo el sistema financiero…Eso es muy importante porque Chile es el país que, en relación a su tamaño, tiene la mayor presencia de empresas en el NYSE. Además, es el tercer país latinoamericano con el mayor número de compañías que están listadas y transan en Nueva York”, (La Nación, 17 de julio 2010)
Sin embargo, el gobierno de Piñera para asegurar la continuidad de una política, destinada a privilegiar el resguardo de los intereses del capital financiero, está confrontado a los problemas que marcan la crisis mundial. Y esos problemas no son fáciles de resolver.
Un gobierno nacido de la crisis de la Concertación
Es necesario detenerse nuevamente sobre la característica esencial de los gobiernos de la Concertación y el de Piñera. La diferencia entre este gobierno y los de la Concertación no reside en el contenido de la política a realizar. Ésta, viene dictada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial. Estos gobiernos, tanto de derecha como de la Concertacióntienen un papel cada vez más subsidiario, como agentes que ejecutan decisiones tomadas más arriba según las necesidades del capital financiero internacional. La particularidad específica de los gobiernos de la Concertación, es la utilización de las relaciones forjadas históricamente en el control de los trabajadores como un arma para implantar medidas que, si las tomase un gobierno clásico de derecha, provocarían inevitablemente la explosión social y la apertura de grandes crisis políticas e institucionales. Esta utilización del control de los trabajadores se expresa en el rol de apoyo que juegan el PS y del PC a la Concertación. En la sumisión de estos partidos al capital financiero.
Esta particularidad le otorga al gobierno actual su marca de nacimiento. Es decir, la derrota de la Concertación introduce en la clase política los elementos de una crisis a la que no puede escapar. Crisis, que se alimenta por el agotamiento de la Concertación en el controlde una franja importante de trabajadores, integrando a las organizaciones que hablan en su nombreen las tareas para cumplir los objetivos del FMI y el Banco Mundial. Crisis, porque la derrota de la Concertación está en relación directa a lo que fuesu política económica, social y política, contra las aspiraciones de millones que le han entregado su apoyo a partir de las primeras elecciones, luego de la dictadura. Crisis, que toca a todas las organizaciones. De allí que asistamos a un proceso de reformulaciones de la “izquierda”. Sin embargo, todas estas maniobras, que buscan modificar este cuadro de crisis, que se agrava con los efectos de la crisis mundial, se dan sobre la línea de “radicalizar” las posturas pero siempre en subordinación a la existencia de la Concertación. Tal es el contenido preciso de la Asamblea realizada el 21 y 22 de enero 2011 “Chile sería otro Chile con una Izquierda política, social y cultural protagónica”. Subordinación que busca centralizar a todos los sectores políticos y sociales bajo la dirección política del PDC.
Piñera está consciente de esta realidad. De que es un gobierno minoritario y que necesita imperiosamente el apoyo pleno de la Concertación, ahora en su rol de “oposición”y de todos los que a la izquierda de ella se organizan.Ha sido tenaz para llamar a la unidad nacional. Estosllamados frecuentes a la unidad nacional constituyen la más clara demostración de su debilidad ante los desafíos que la situación exige. La clase política está consciente de que se enfrenta a una situación grave por el contenido de la crisis mundial. Ante ello se requieren de medidas extraordinarias que deben ser tomadas, pero al mismo tiempo existe eltemor de que ello cree las condiciones de una explosión social. Así lo expresan analistas políticos cercanos.
“El ministro de Hacienda Felipe Larraín ha estimado, preliminarmente, que la reconstruccióndemandará al erario público un total de US$ 9.300 millones, en los temas más urgentes, que son vivienda, salud, educación, obras públicas y bienes nacionales. Chile tiene ahorros por US$ 11.000 millones en un fondo soberano en el extranjero, lo que explica en parte la postura del senador Novoa en contra del alza de impuestos; pero el Presidente Piñera sabe que gastar el ahorro es una señal de empobrecimiento que más temprano que tarde se puede volver en su contra.  Complementariamente, la presencia constante del Presidente en terreno crea sobre expectativas que deben poder ser satisfechas. Este trabajo de terreno revela que el Presidente está apurado: sabe que la paciencia de los chilenos dura poco y que el Mundial distraerá la atenciónal punto que los que más sufren pueden quedar olvidados y, resentidos.
Pero esto se puede transformar en una fuerza social difícil de manejar por parte del gobierno, pese a la presencia en terreno del Presidente; de la mediática acción de los empresarios amigos del gobierno; de la rapidez de las soluciones de emergencias y de la danza de millones en las declaraciones públicas.
Si la población no percibe que sus problemas están siendo de verdad resueltos, y se sigue sintiendo objeto de la mal llamada reconstrucción y no protagonistas de ella, el riesgo de implosión social está ad-portas”. (Rodrigo Vidal Rojas, vicerrector académico, Universidad de Santiago de Chile)
Un problema mayor a resolver en consenso con la “oposición”
Toda la situación económica mundial, así como las órdenes entregadas por el FMI y el Banco Mundial apuntan a reforzar lo que lucidamente señala el Instituto Libertad y Desarrollo:
1.- Un escenario de crecimiento mundial favorable para Chile no está para nada garantizado, especialmente hoy, cuando los excesos de Europa descritos amenazan con generar una nueva crisis en su sistema financiero, y con ello, en su Estado de Bienestar.
Si a lo anterior se agregara una economía china que debe ajustarse, la advertencia para un país abierto al mundo como el nuestro es clara: debemos moderar el nivel de gastos del sector público y preocuparnos de que nuestra prioridad sea recuperar los niveles de pro
En un lapso de un mes, mediados de marzo y abril, el Consejo del Banco Central de Chile acordó aumentar dos veces la tasa de interés de política monetaria en 50 puntos base, hasta 4,5% anual. En una presentación ante la Asociación de Bancos e Instituciones Financieras José De Gregorio, Presidente del Banco central, señalaba:
“En Chile hemos visto un proceso de profundización financiera continuo desde comienzos del 2000. Parte de este proceso se ha traducido en el otorgamiento de créditos a más personas y empresas, aumentando de esta manera su bienestar y productividad (Marshall, 2011). No obstante existe un puzzle y es por qué las  tasas de créditos de consumo son tan elevadas en Chile. En más de alguna vez, exponiendo sobre la solidez del sistema financiero chileno me han preguntado por qué si todo se ve funcionando bien, las tasas de créditos de consumo son tan altas, y ¿saben qué les digo? Que no tengo explicaciones convincentes, porque es difícil explicar tasas promedio de créditos de consumo del orden de 30 por ciento y más”. ( 8 de abril 2011)
De Gregorio esconde lo esencial en su exposición; La subida de los tipos de interés es un poderoso instrumento, manejado directamentepor el capital financiero, contra los trabajadores, tanto en el plano macroeconómico como en el microeconómico, con el objetivo de reestructurar la rentabilidad financiera del capital a costa de la baja del costo productivo, expresado en la devaluación del salario frente a la deuda crediticia. Al mismo tiempo, estas subidas encarecen el costo de la deuda pública aumentando de por si el déficit presupuestario, lo que constituye una secuencia necesaria para justificar las políticas de reducciones del gasto público, principalmente de servicios a la población.
El Banco Central de Chile puede desarrollarsu intervención en el mercado monetario al margen de cualquier control político. Este derecho se lo otorga su independencia con respecto de los diferentes gobiernos como entidad bancaria reguladora. Esta independencia fue afirmada jurídicamente durante la dictadura bajo Ley Orgánica Nº 1.078, de fecha 28 de junio de 1975, el Decreto Ley Nº 3.001, de fecha 27.12.79 y la actual Ley Orgánica Constitucional del Banco Central de Chile, tal como su nombre lo indica, tiene su origen en la Constitución de 1980, específicamente en sus artículos 108 y 109.
El artículo 108 de la Carta Fundamental prescribe que:
"Artículo 108.- Existirá un organismo autónomo, con patrimonio propio, de carácter técnico, denominado Banco Central, cuya composición, organización, funciones y atribuciones determinará una ley orgánica constitucional."
Se entiende por "leyes orgánicas constitucionales" aquellas que, estando expresamente contempladas como tales en la Constitución Política, necesitan, para su aprobación, modificación o derogación, del voto favorable de los 4/7 de los Diputados y Senadores en ejercicio. Estas leyes requieren, además, del control previo de constitucionalidad que debe efectuar el Tribunal Constitucional. Por su parte, el artículo 109 de la Constitución dispone lo siguiente:
"Artículo 109.- El Banco Central sólo podrá efectuar operaciones con instituciones financieras, sean públicas o privadas. De manera algunapodrá otorgar a ellas su garantía, ni adquirir documentos emitidos por el Estado, sus organismos o empresas. "Ningún gasto público o préstamo podrá financiarse con créditos directos o indirectos del Banco Central. "Con todo, en caso de guerra exterior o de peligro de ella, que calificará el Consejo de Seguridad Nacional, el Banco Central podrá obtener, otorgar o financiar créditos al Estado y entidades públicas o privadas. "El Banco Central no podrá adoptar ningún acuerdo que signifique de una manera directa o indirecta establecernormas o requisitos diferentes o discriminatorios en relación a personas, instituciones o entidades que realicen operaciones de la misma naturaleza."
Como puede apreciarse, el artículo 109 antes transcrito establece, entre otras cosas, que "el Banco Central sólo podrá efectuar operaciones con instituciones financieras sean públicas o privadas". Ahora bien, aplicando la historia fidedigna de la Constitución Política de 1980, el artículo 27 de la LOC ha precisado el alcance de las expresiones "operaciones" e "instituciones financieras" que contiene el precepto constitucional en comentario, al señalar que: "El Banco podrá otorgar financiamiento o refinanciamiento sólo a las empresas bancarias y sociedades financieras".
Especial mención merece el artículo 109 por el hecho de que ha elevado a rango constitucional la prohibición de otorgar financiamientos fiscales que afectaba al Banco Central desde la dictación del ya citado Decreto Ley Nº 3.001, de 1979. Tal como lo expresa el Mensaje del Proyecto de LOC, esta norma constitucional persigue separar, tajantemente, la administración del Estado de la conducción de la política monetaria. La prohibición de financiar al sector público que tiene el Banco Central, complementa y refuerza su autonomía.
El Banco Central no está sujeto al control de ninguna institución elegida. Ni siquiera tiene la apariencia formal de un instrumento destinado a unificar los intereses de la burguesía chilena. Como tal el Banco Central es un simple instrumento en manos del capital financiero de Wall Street. No se podría creer que los consejeros del Banco Central estarán autorizados para decidir por su cuenta, cuáles son los intereses de los mercados financieros. No es casual que esta “independencia” haya sido decretada por la dictadura de Pinochet para asegurar el blindaje de los intereses del capital financiero norteamericano.
 
“Chile está blindado ante la crisis económica mundial”.
Resulta instructivo volver al año 2008, ver la significaciónde ésta declaración emitida por el entonces Ministro de Hacienda, Andrés Velasco, en los inicios de la crisis económica:
El país era afectado por una ola de despidos, los fondos de pensiones de los trabajadores perdían millones de dólares como producto de la crisis. Sin embargo,Velasco no consideraba la situación de los trabajadores o de otros sectores afectados por la crisis. El discursoestaba dirigido al capital financiero. Andrés Velasco le entregaba plenas garantías al capital financiero, remarcándoles que sus intereses estaban “blindados”.
Y ello no era una exageración.Velasco estaba consciente del rol de los gobiernos de la Concertación; Darle continuidad ala herencia de la dictadura, como modelo económico y político, ampliamente favorable para el proceso de rentabilización del capital.Cada vez que ese modelo era insuficiente para las necesidades del capital financiero este fue revitalizado por medio de medidas adoptadas por los sucesivos gobiernos de la Concertación. Privatizaciones, flexibilidad laboral, apoyos económicos a la banca, financiamiento para que las empresas transnacionales pudiesen despedir, devaluación sistemática del costo de la producción, mantención del rol del Banco Central como instrumento del capital financiero, etc.El resultado está a la vista: Chile, como resultado “positivo”de los añosde la dictadura y de la política seguida por los gobiernos de la Concertación, ha ofrecido las mejores posibilidadesde rentabilizacióndel capital.
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Las formulaciones expresadas porVelasco no son retomadas de la misma manera por el actual Ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Sin embargo, el contenido de continuidad es el mismo. Es decir, que para ambos el eje de la política de los gobiernos es asegurar la defensa de los intereses del capital financiero:
““Nunca voy a decir que Chile está blindado, pero el país está muy bien protegido de las circunstancias externas y esperamos que los males no se concreten y que el paquete de financiamiento en Europa que supera casi 500 mil millones de Euros sean suficientes, pero hay todavía señales en los mercados internacionales que son complejas por lo que tenemos que estar atentos, pero yo digo atentos con tranquilidad”. (14 de mayo 2010 – Radio U. de Chile)
El paquete de 500 mil millones de euros, al cual se refiere Larraín, fue la inyección de capital aprobada por la Unión Europea en apoyo directo a los especuladores. Capital extraído de los fondos públicos significando esto una reducción drástica de los gastos sociales y empeoramiento de las pensiones.
En New York, luego de su presencia en la Bolsa americana, ha declarado:
se produjeron más de 170 reuniones bilaterales con inversionistas americanos, que están interesados ya sea en emisiones de acciones o de bonos de empresas chilenas. Ha habido un enorme interés por nuestro país, también un respeto por lo que estamos haciendo, por la forma como se ha enfrentado la reconstrucción y su financiamiento… Hemos tenido una asistencia récord. Cerca de 270 personas han venido desde Chile, incluyendo autoridades, senadores, diputados, representantes de las empresas chilenas que están listadas y transan en la Bolsa de Valores de Nueva York (NYSE), y de todo el sistema financiero…Eso es muy importante porque Chile es el país que, en relación a su tamaño, tiene la mayor presencia de empresas en el NYSE. Además, es el tercer país latinoamericano con el mayor número de compañías que están listadas y transan en Nueva York”, (La Nación, 17 de julio 2010)
Sin embargo, el gobierno de Piñera para asegurar la continuidad de una política, destinada a privilegiar el resguardo de los intereses del capital financiero, está confrontado a los problemas que marcan la crisis mundial. Y esos problemas no son fáciles de resolver.
Un gobierno nacido de la crisis de la Concertación
Es necesario detenerse nuevamente sobre la característica esencial de los gobiernos de la Concertación y el de Piñera. La diferencia entre este gobierno y los de la Concertación no reside en el contenido de la política a realizar. Ésta, viene dictada por el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial. Estos gobiernos, tanto de derecha como de la Concertacióntienen un papel cada vez más subsidiario, como agentes que ejecutan decisiones tomadas más arriba según las necesidades del capital financiero internacional. La particularidad específica de los gobiernos de la Concertación, es la utilización de las relaciones forjadas históricamente en el control de los trabajadores como un arma para implantar medidas que, si las tomase un gobierno clásico de derecha, provocarían inevitablemente la explosión social y la apertura de grandes crisis políticas e institucionales. Esta utilización del control de los trabajadores se expresa en el rol de apoyo que juegan el PS y del PC a la Concertación. En la sumisión de estos partidos al capital financiero.
Esta particularidad le otorga al gobierno actual su marca de nacimiento. Es decir, la derrota de la Concertación introduce en la clase política los elementos de una crisis a la que no puede escapar. Crisis, que se alimenta por el agotamiento de la Concertación en el controlde una franja importante de trabajadores, integrando a las organizaciones que hablan en su nombreen las tareas para cumplir los objetivos del FMI y el Banco Mundial. Crisis, porque la derrota de la Concertación está en relación directa a lo que fuesu política económica, social y política, contra las aspiraciones de millones que le han entregado su apoyo a partir de las primeras elecciones, luego de la dictadura. Crisis, que toca a todas las organizaciones. De allí que asistamos a un proceso de reformulaciones de la “izquierda”. Sin embargo, todas estas maniobras, que buscan modificar este cuadro de crisis, que se agrava con los efectos de la crisis mundial, se dan sobre la línea de “radicalizar” las posturas pero siempre en subordinación a la existencia de la Concertación. Tal es el contenido preciso de la Asamblea realizada el 21 y 22 de enero 2011 “Chile sería otro Chile con una Izquierda política, social y cultural protagónica”. Subordinación que busca centralizar a todos los sectores políticos y sociales bajo la dirección política del PDC.
Piñera está consciente de esta realidad. De que es un gobierno minoritario y que necesita imperiosamente el apoyo pleno de la Concertación, ahora en su rol de “oposición”y de todos los que a la izquierda de ella se organizan.Ha sido tenaz para llamar a la unidad nacional. Estosllamados frecuentes a la unidad nacional constituyen la más clara demostración de su debilidad ante los desafíos que la situación exige. La clase política está consciente de que se enfrenta a una situación grave por el contenido de la crisis mundial. Ante ello se requieren de medidas extraordinarias que deben ser tomadas, pero al mismo tiempo existe eltemor de que ello cree las condiciones de una explosión social. Así lo expresan analistas políticos cercanos.
“El ministro de Hacienda Felipe Larraín ha estimado, preliminarmente, que la reconstruccióndemandará al erario público un total de US$ 9.300 millones, en los temas más urgentes, que son vivienda, salud, educación, obras públicas y bienes nacionales. Chile tiene ahorros por US$ 11.000 millones en un fondo soberano en el extranjero, lo que explica en parte la postura del senador Novoa en contra del alza de impuestos; pero el Presidente Piñera sabe que gastar el ahorro es una señal de empobrecimiento que más temprano que tarde se puede volver en su contra.  Complementariamente, la presencia constante del Presidente en terreno crea sobre expectativas que deben poder ser satisfechas. Este trabajo de terreno revela que el Presidente está apurado: sabe que la paciencia de los chilenos dura poco y que el Mundial distraerá la atenciónal punto que los que más sufren pueden quedar olvidados y, resentidos.
Pero esto se puede transformar en una fuerza social difícil de manejar por parte del gobierno, pese a la presencia en terreno del Presidente; de la mediática acción de los empresarios amigos del gobierno; de la rapidez de las soluciones de emergencias y de la danza de millones en las declaraciones públicas.
Si la población no percibe que sus problemas están siendo de verdad resueltos, y se sigue sintiendo objeto de la mal llamada reconstrucción y no protagonistas de ella, el riesgo de implosión social está ad-portas”. (Rodrigo Vidal Rojas, vicerrector académico, Universidad de Santiago de Chile)
Un problema mayor a resolver en consenso con la “oposición”
Toda la situación económica mundial, así como las órdenes entregadas por el FMI y el Banco Mundial apuntan a reforzar lo que lucidamente señala el Instituto Libertad y Desarrollo:
1.- Un escenario de crecimiento mundial favorable para Chile no está para nada garantizado, especialmente hoy, cuando los excesos de Europa descritos amenazan con generar una nueva crisis en su sistema financiero, y con ello, en su Estado de Bienestar.
Si a lo anterior se agregara una economía china que debe ajustarse, la advertencia para un país abierto al mundo como el nuestro es clara: debemos moderar el nivel de gastos del sector público y preocuparnos de que nuestra prioridad sea recuperar los niveles de productividad de fines de los 80´s y comienzos de los 90´s. Así podremos asegurar niveles elevados de crecimiento y empleo a futuro, y caminar a paso más seguro para lograr nuestra meta de transformarnos en un país desarrollado.
2.- Que hoy Chile aparezca con una situación fiscal y de deuda pública tremendamente “holgadas” respecto a la gran mayoría de los países del mundo, no es algo que para nada esté garantizado hacia el futuro. Frente a la presión ilimitada de aumentar los beneficios sociales (más coberturas Auge, más pensiones, más educación, etc.) se debe actuar con cautela y no caer en los excesos del Estado de Bienestar que hoy está llevando a un abismo financiero a muchos países. Debemos ser capaces de equilibrar la protección de los más necesitados, con la exigencia de deberes a los mismos en el sentido de lograr un compromiso para que sean ellos al final los propios agentes del cambio en su bienestar futuro. Es decir, generar una verdadera conciencia de “sociedad de oportunidades” con responsabilidades, pero también con deberes. Es decir, pasar del Estado de Bienestar a una sociedad del emprendimiento”.(Instituto Libertad y Desarrollo, 4 de junio 2010)
La presuntuosa pretensión de “transformarnos en un país desarrollado”, no es otra cosa que una impostura para justificar en nombre de un futuro las mayores exigencias de flexibilidad laboral y aumento de producción. Que es la manifestación práctica de la devaluación de los salarios, instrumento que permite una mayor revalorización del capital.
El mismo Instituto, en la discusión del Presupuesto para el año 2011 insiste:
“El Ministro de Hacienda anunció que la reforma del Estado se iniciaría en el año 2012, fecha que a nuestro juicio parece un poco tardía. ¿Por qué es importante la reforma del Estado? Como se mencionó a inicios de este artículo, en los últimos años el crecimiento del gasto público fue muy elevado, sin un cuidado suficiente por la eficiencia y la calidad de la gestión. Si bien en 2011 se registra una moderación en el crecimiento de la dotación máxima de personal (0,2% en comparación con 3,3% en la ley 2010), los esfuerzos en esta área aún parecen insuficientes. Parece evidente que existen grandes bolsones de ineficiencia en el sector público. Resolver estos problemas pasa, por ejemplo, por modificaciones al Estatuto Administrativo, alterando la actual estructura de incentivos”. (8 de octubre 2010)
María Cecilia Fuentes, “investigadora” del mismo Instituto, refiriéndose a la moderación del gasto público, señala:
“Una tercera razón, que probablemente sea la más importante, es el objetivo de recuperar el equilibrio estructural en las cuentas públicas. ¿Por qué hay que poner acento en eso? Porque la estabilidad fiscal chilena es probablemente el factor esencial detrás del bajo riesgo país de nuestra economía, lo que permite acceso al financiamiento externo (tanto de deuda como de inversión) en muy buenas condiciones. Este es un aspecto clave en el logro de un crecimiento alto y sostenido”. (La Tercera).
El “riesgo país”, determinado por las agencias de calificaciones al servicio exclusivode los especuladores, es un instrumento cuya función es el de apoderarse de la economía de los países, imponiendo niveles de endeudamiento público y privado cada vez más elevados, ante lo cual los especuladores exigen tipos de interés más altos para comprar las nuevas emisiones de deuda de los países. El endeudamiento público y privado de Chile se adapta completamente a los interese de los especuladores. A mediados de noviembre 2010 la deuda externa brutallegaba a los 83.445 millones de dólares. Esta deuda al Valor del mercado ascendía a 84.610 millones de dólares.
¿Quiénes son los deudores y cuál es el origen de la deuda?
La deuda del Estado chileno asciende a 4.059 millones de dólares. 3.034 millones corresponden a bonos y pagarés. La deuda de los bancos es de 18.629 millones de dólares, de los cuales 16.000 están asociados a instrumentos del mercado monetario. El sector financiero, no bancario, adeuda 53.377 millones de dólares, dineros invertidos en el mercado de bonos y monedas. Es decir, 84.610 millones de dólares de deuda al mercado especulativo, dineros que no han sido invertidos en la producción. Al respecto en el Informe de noviembre del Banco Central se señala:
En cuanto a los sectores institucionales, empresas y bancos aumentaron su posición deudora, destacando el aumento de pasivos debido a una apreciación del peso chileno frente al dólar y el mayor financiamiento externo, respectivamente (tabla 5)”.
Entre comienzos del año 2008 y noviembre del 2010 la deuda ha crecidode 55.733a 83.445. Una cifra cercana a los 30.000 millones de dólares. El “blindaje” enfatizado por Velasco en 2008 está a la vista. El Estado chileno ha asegurado todas las condiciones a los especuladores para rehacerse de las pérdidas y seguir especulando a costa de los intereses de la mayoría de la población.
Pero la crisis no tiene fondo. De allí que el gobierno de Piñera se oriente en“medidas extraordinarias” frente a lo que define como una “situación extraordinaria”. Por medio de la “unidad nacional” Piñera intenta abordar lo que el FMI l exige.Lo que en otras palabras significa:
·Disminución de los presupuestos fiscales relacionados a salud, vivienda, educación pública, social.
·Reforzamiento de la política de concesiones
·Disminución de los puestos de trabajo en el aérea fiscal y mayor cesantía en el aérea privada
·Mayor flexibilidad laboral
·Reforma de la Educación, para acentuar las condiciones que permitan una mayor plusvalía, una nueva política salarial para el profesorado basada en el principio de inestabilidad en su contrato de trabajo, bajo el nombre de Selección docente y Mayor atribución a directores y sostenedores
·Liquidación delsalario mínimo por vía de la introducción del salario “ético”.
·Liquidación de las indemnizaciones por años de servicio
·Reforzamiento de las privatizaciones
·Aumento de los impuestos para la mayoría de la población
·Crecimiento de la deuda exterior
·Aumento de los precios al consumidor
·Devaluación del salario real
La situación de los trabajadores y la independencia de sus organizaciones
Los trabajadores quieren defender su existencia, salarios,pensiones,empleos, que le permitan vivir a su familia. Servicios públicos que les pueden asegurar el derecho a la salud y a la educación. El capital financiero, a través de sus instrumentos como el FMI, el Banco Mundial, exige que los servicios se transformen en fuente de revalorización del capital y de allí sus exigencias para profundizar las privatizaciones. 
ductividad de fines de los 80´s y comienzos de los 90´s. Así podremos asegurar niveles elevados de crecimiento y empleo a futuro, y caminar a paso más seguro para lograr nuestra meta de transformarnos en un país desarrollado.
2.- Que hoy Chile aparezca con una situación fiscal y de deuda pública tremendamente “holgadas” respecto a la gran mayoría de los países del mundo, no es algo que para nada esté garantizado hacia el futuro. Frente a la presión ilimitada de aumentar los beneficios sociales (más coberturas Auge, más pensiones, más educación, etc.) se debe actuar con cautela y no caer en los excesos del Estado de Bienestar que hoy está llevando a un abismo financiero a muchos países. Debemos ser capaces de equilibrar la protección de los más necesitados, con la exigencia de deberes a los mismos en el sentido de lograr un compromiso para que sean ellos al final los propios agentes del cambio en su bienestar futuro. Es decir, generar una verdadera conciencia de “sociedad de oportunidades” con responsabilidades, pero también con deberes. Es decir, pasar del Estado de Bienestar a una sociedad del emprendimiento”.(Instituto Libertad y Desarrollo, 4 de junio 2010)
La presuntuosa pretensión de “transformarnos en un país desarrollado”, no es otra cosa que una impostura para justificar en nombre de un futuro las mayores exigencias de flexibilidad laboral y aumento de producción. Que es la manifestación práctica de la devaluación de los salarios, instrumento que permite una mayor revalorización del capital.
El mismo Instituto, en la discusión del Presupuesto para el año 2011 insiste:
“El Ministro de Hacienda anunció que la reforma del Estado se iniciaría en el año 2012, fecha que a nuestro juicio parece un poco tardía. ¿Por qué es importante la reforma del Estado? Como se mencionó a inicios de este artículo, en los últimos años el crecimiento del gasto público fue muy elevado, sin un cuidado suficiente por la eficiencia y la calidad de la gestión. Si bien en 2011 se registra una moderación en el crecimiento de la dotación máxima de personal (0,2% en comparación con 3,3% en la ley 2010), los esfuerzos en esta área aún parecen insuficientes. Parece evidente que existen grandes bolsones de ineficiencia en el sector público. Resolver estos problemas pasa, por ejemplo, por modificaciones al Estatuto Administrativo, alterando la actual estructura de incentivos”. (8 de octubre 2010)
María Cecilia Fuentes, “investigadora” del mismo Instituto, refiriéndose a la moderación del gasto público, señala:
“Una tercera razón, que probablemente sea la más importante, es el objetivo de recuperar el equilibrio estructural en las cuentas públicas. ¿Por qué hay que poner acento en eso? Porque la estabilidad fiscal chilena es probablemente el factor esencial detrás del bajo riesgo país de nuestra economía, lo que permite acceso al financiamiento externo (tanto de deuda como de inversión) en muy buenas condiciones. Este es un aspecto clave en el logro de un crecimiento alto y sostenido”. (La Tercera).
El “riesgo país”, determinado por las agencias de calificaciones al servicio exclusivode los especuladores, es un instrumento cuya función es el de apoderarse de la economía de los países, imponiendo niveles de endeudamiento público y privado cada vez más elevados, ante lo cual los especuladores exigen tipos de interés más altos para comprar las nuevas emisiones de deuda de los países. El endeudamiento público y privado de Chile se adapta completamente a los interese de los especuladores. A mediados de noviembre 2010 la deuda externa brutallegaba a los 83.445 millones de dólares. Esta deuda al Valor del mercado ascendía a 84.610 millones de dólares.
¿Quiénes son los deudores y cuál es el origen de la deuda?
La deuda del Estado chileno asciende a 4.059 millones de dólares. 3.034 millones corresponden a bonos y pagarés. La deuda de los bancos es de 18.629 millones de dólares, de los cuales 16.000 están asociados a instrumentos del mercado monetario. El sector financiero, no bancario, adeuda 53.377 millones de dólares, dineros invertidos en el mercado de bonos y monedas. Es decir, 84.610 millones de dólares de deuda al mercado especulativo, dineros que no han sido invertidos en la producción. Al respecto en el Informe de noviembre del Banco Central se señala:
En cuanto a los sectores institucionales, empresas y bancos aumentaron su posición deudora, destacando el aumento de pasivos debido a una apreciación del peso chileno frente al dólar y el mayor financiamiento externo, respectivamente (tabla 5)”.
Entre comienzos del año 2008 y noviembre del 2010 la deuda ha crecidode 55.733a 83.445. Una cifra cercana a los 30.000 millones de dólares. El “blindaje” enfatizado por Velasco en 2008 está a la vista. El Estado chileno ha asegurado todas las condiciones a los especuladores para rehacerse de las pérdidas y seguir especulando a costa de los intereses de la mayoría de la población.
Pero la crisis no tiene fondo. De allí que el gobierno de Piñera se oriente en“medidas extraordinarias” frente a lo que define como una “situación extraordinaria”. Por medio de la “unidad nacional” Piñera intenta abordar lo que el FMI l exige.Lo que en otras palabras significa:
·Disminución de los presupuestos fiscales relacionados a salud, vivienda, educación pública, social.
·Reforzamiento de la política de concesiones
·Disminución de los puestos de trabajo en el aérea fiscal y mayor cesantía en el aérea privada
·Mayor flexibilidad laboral
·Reforma de la Educación, para acentuar las condiciones que permitan una mayor plusvalía, una nueva política salarial para el profesorado basada en el principio de inestabilidad en su contrato de trabajo, bajo el nombre de Selección docente y Mayor atribución a directores y sostenedores
·Liquidación delsalario mínimo por vía de la introducción del salario “ético”.
·Liquidación de las indemnizaciones por años de servicio
·Reforzamiento de las privatizaciones
·Aumento de los impuestos para la mayoría de la población
·Crecimiento de la deuda exterior
·Aumento de los precios al consumidor
·Devaluación del salario real
La situación de los trabajadores y la independencia de sus organizaciones
Los trabajadores quieren defender su existencia, salarios,pensiones,empleos, que le permitan vivir a su familia. Servicios públicos que les pueden asegurar el derecho a la salud y a la educación. El capital financiero, a través de sus instrumentos como el FMI, el Banco Mundial, exige que los servicios se transformen en fuente de revalorización del capital y de allí sus exigencias para profundizar las privatizaciones.